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LOS SECRETOS DE UN NIÑO QUE COME BIEN

Tener un niño que come bien no es cuestión de suerte, sino de habilidad. El hábito de comer se educa. No te quepa duda de que si un niño es problemático para comer, la culpa es de sus padres (o persona responsable, a veces en el colegio).

Los problemas aparecen cuando se fuerza la tendencia natural del niño, bien sea en cuándo, a la hora a la que “debe tener hambre” (la hora de comer), o respecto a qué, cómo o cuánto debe comer.

El objetivo es conseguir un niño que coma de todo, y en cantidad suficiente para permitirle un desarrollo físico e intelectual normal.

Si además le enseñamos a disfrutar de la comida y su entorno, de manera adecuada, tanto mejor.

Nociones fundamentales: comer es algo Natural

El hambre es algo presente en todo ser vivo de manera natural y espontánea. Todo ser vivo sano experimenta hambre –al igual que sed-, y come lo necesario para satisfacer el hambre.

El hambre está destinada a ingerir las calorías que el organismo necesita, y está regulada por los Centros del Hambre y de la Saciedad, localizados en una zona del cerebro llamada Hipotálamo.

El niño también es un ser vivo, y por tanto también sentirá hambre o estará satisfecho, según se lo indiquen sus centros del hambre y de la saciedad.

Todo ser vivo al que se le ofrezca comida suficiente, de manera espontánea y natural, comerá siempre lo necesario –a veces incluso más-, si bien unos tendrán unas necesidades mayores que otros y por tanto comerán más.

El caso de los niños es igual. Si se les ofrece comida suficiente y variada, de manera natural comerán siempre lo necesario para un desarrollo físico e intelectual normal.

Los problemas surgen porque los adultos modificamos la tendencia natural: les decimos cuándo tienen que tener hambre (“hora de comer”), cuánto tienen que comer, y cómo lo tienen que hacer (puré, entero, frito, con salsa,...). De modo que es normal que presenten cierta resistencia (seguramente no tiene hambre en ese momento o tiene menos de la que nosotros deseamos, o no le gusta), y si seguimos forzando la situación acabará aborreciendo el hecho de sentarse a comer –y su madre también-.

De modo que la habilidad –y el secreto- residen en educar sin forzar.

Puntos de Referencia: el percentil de Peso y Talla

Los niños gastan sus calorías en:

· crecer

· actividad física

· mantener el organismo en funcionamiento (metabolismo basal)

· luchar contra las enfermedades

Cuando al organismo le faltan calorías, el centro del hambre envía una señal y se siente hambre.

De modo que se come básicamente para mantener el percentil de peso y talla, y ser capaz de desarrollar una actividad física adecuada. Los adultos, además, comemos –o no comemos-, por otras razones, digamos “no naturales”: placer, estética..., que modifican nuestra tendencia natural a comer más o menos.

Así pues, los parámetros de referencia para saber si un niño come suficiente serán precisamente esos: mantiene el percentil de peso y talla?, su actividad física es normal ? está aparentemente sano? Entonces seguro que come suficiente. Pretender que esté más gordito o que crezca más, es forzar su tendencia natural, y forzar significa crear problemas. Se debe aceptar al niño como es. No se es más débil, ni se tienen menos defensas por estar delgado. Eso es antiguo. Si un niño aparentemente delgado para su talla mantiene su percentil de peso, eso quiere decir que su constitución es así.

Por lo tanto, se debe ser muy respetuoso con el apetito del niño y nunca obligarle a comer. Unicamente habremos de asegurarnos de que no está enfermo, y de que mantiene el peso y la talla.

Eso sí, habrá que educar ese apetito: deber aparecer a determinadas horas (“hora de comer”), y debe ser capaz de comer cualquier cosa.

Algunos consejos

1.-Ante todo, no le obligues a comer nunca !!

Al niño se le ofrece.... de comer; no... se le da de comer.

Comer es satisfacer una necesidad, y por tanto si no come, y no está enfermo, es que no siente necesidad, y no se le debe obligar. Sólo debe vigilar su percentil de peso y asegurarse de que no parezca enfermo.

Si no está segura acuda a la consulta.

2.- Debe comer acompañado.

Los niños copian lo que ven hacer a los mayores u otros niños. Si come acompañado, tenderá a comer como ellos, siempre que no se le fuerce. Es muy frecuente el caso de la madre que se queja de lo mal que desayuna su hijo, cuando ella sólo toma un café, corriendo y de pie (y el niño lo ve).

3.- No debe comer entre horas. Si lo hace tendrá menos hambre a “la hora de comer”

4.- No permita apetitos caprichosos. “El que tiene hambre come pan duro”.

No le ofrezca alternativas. Déle solamente lo que UD ya ha preparado. No le pregunte si quiere o no, o qué quiere comer hoy. No se lo cambie por otra cosa. Si no lo quiere, respétele, y simplemente pase al siguiente plato.

5.- No se complique la vida.

Plato único equilibrado. Estar sentado largo tiempo aburre al niño y se cansa. Póngale un plato único, combinado (hidratos de carbono, proteínas, verduras). P.Ej., espaguetis con salsa de tomate, (que seguramente llevará zanahoria y cebolla), y carne picada.

Tampoco se empeñe en que abandone los purés como sea de la noche a la mañana. Todos hemos aprendido a masticar. Primero se introduce la consistencia “masa”, luego suelen empezar a masticar del plato de los mayores, y finalmente comen entero. Tenga en cuenta que los grumos o tropiezos en los purés le darán náuseas y vomitará.

6.- No le ponga la tele, un vídeo, o le cuente cuentos para distraerle y que coma. Está creando un mal hábito, y el día que no lo haga no comerá.

7.- No le castigue por no comer . Tampoco le premie. Comer no es un objetivo, como si fuera un título o una distinción. Comer debe ser algo que pase desapercibido. Si p.ej. se le ocurre dejarle sin el postre que le gusta, hágale entender que no es un castigo, sino que simplemente si no ha tenido hambre para comer el primer plato, tampoco puede tener hambre para el postre (apetito caprichoso).

8.- Sea firme en sus decisiones. No haga concesiones unas veces sí y otras no. Pero sea cariñosa. Tampoco hace falta que sea un sargento desagradable. Si es firme, el niño aprenderá a “respetar los límites”. Si por el contrario no lo es, aprenderá que Ud. a veces cede, y siempre estirará del hilo hasta conseguir lo que quiere.

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